Me sonríe, me abraza, me acaricia... Va hacia mi y con una sonrisa en la  cara me pregunta que qué tal me ha ido el día. Cuando estoy enfadada se  calla y me escucha, si estoy feliz, se alegra y sonríe conmigo. Cuando  me pongo pesada, me coje y me da el beso más grande de la historia, y si  en algún momento siento que el mundo se me viene encima, él, me agarra  lo más fuerte que pueda y me da el abrazo más intenso que pudo existir  hasta la fecha. Me dice que me quiere hasta que se queda mudo, y me mira  fijamente hasta que los ojos se lo permitan. Es una de esas personas  que llegan por casualidad, así, un día cualquiera. De las que no te  esperas en ningún momento, y que cuando llegan se hacen un huequecito en  lo más profundo y se quedan para no irse nunca. De las que marcan un  antes y un después en tu vida. De las que quedan grabadas para siempre.  Sí, de esas por las que debes darlo todo. Por las que sabes que merece  la pena luchar hasta el final.
Y por todo esto y mas hasta que el tiempo me lo permita, voy a decirte, repetirte y recordarte cada día, que fuiste, eres, y serás la mejor casualidad de mi vida.
Y por todo esto y mas hasta que el tiempo me lo permita, voy a decirte, repetirte y recordarte cada día, que fuiste, eres, y serás la mejor casualidad de mi vida.

 
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