Y comprender que tal vez amar  es otra cosa. Es sentirse ligeros y  libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que  no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día. Y se  lo dices. Se lo dices a él. Y eres consciente de que hay respuestas que  quizá deben cambiarse. Es preciso partir para volver a encontrar el  camino. Él que me mira enfadado. Y dice que no, que me equivoco, que  somos felices juntos. Me coge un brazo, me lo aprieta con fuerza. Porque  cuando alguien a quien quieres se te va, intentas retenerlo con las  manos, y esperas poder atrapar así también su corazón. Pero no es así,  el corazón tiene piernas que no ves. Y él se va diciendo "Me las  pagarás", pero el amor no es una deuda que saldar, no regala créditos,  no acepta descuentos.

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario